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22 sept 2020

Equinoccio de primavera

Hoy 22 de setiembre es el equinoccio de primavera en el hemisferio sur, fecha en la que los rayos del Sol son perpendiculares al Ecuador en el cenit. Cada lugar de la Tierra recibe exactamente 12 horas de luz y 12 horas de noche. Un gnomon situado en la línea ecuatorial no forma sombra cuando el Sol está en el cenit porque el plano del Ecuador de la Tierra, en su movimiento de traslación, está coincidiendo con el plano de la Eclíptica, en el lugar conocido como el punto de Libra. 

Desde este momento, se dice que el Sol se dirige hacia el sur hasta llegar al solsticio de verano, sin embargo, en realidad lo que sucede es que la declinación solar, es decir el ángulo que forma el plano de la Eclíptica y el plano del Ecuador, empieza a ser negativa, en otras palabras, los rayos del Sol van alumbrando perpendicularmente por las latitudes australes hasta el Trópico de Capricornio.

En la foto siguiente se muestra el horizonte oeste de la ciudad del Cusco desde la Plaza de Armas donde se marca el lugar donde se pone el Sol durante los equinoccios a diferencia de otras fechas.


La puesta del Sol durante los equinoccios en la ciudad del Cusco

Fuente: BAUER, Brian y David Dearborn (1995). Astronomy and Empire in the Ancient Andes. University of Texas Press.

Más adelante habrá una entrada sobre el solsticio de verano donde explicaré un poco de astronomía de posición.

12 sept 2020

Distracciones en cuarentena I

Esta pandemia nos agarró de manera desprevenida. Nunca pensé que aquel viernes 13 de marzo de 2020 sería la última vez que iba a mi oficina puesto que la cuarentena empezó el lunes 16. Estábamos cerca del 21 de marzo, día del equinoccio de otoño, sin embargo, casi no me di cuenta del hecho. Pensaba que debía volver al trabajo en dos semanas y continuar como siempre. La cuarentena se prolongó dos semanas más, luego un mes más y el trabajo a distancia se iba institucionalizando.

Aún las condiciones era favorables, los meses de marzo, abril y mayo el cielo de Lima lucía despejado en el día y la noche. Precisamente, algunos de esos días, luego de la jornada de trabajo en casa decidí utilizar mi telescopio Powerseeker 127 EQ marca Celestron, comprado en Amazon y trasladado a Lima por partes en las maletas de mi madre en tres viajes distintos. En el cielo nocturno los grandes titanes brillan y se muestran abiertamente, entonces había que observarlos. Las fotos 1 y 2 fueron tomadas con mi smartphone, aparecen de arriba hacia abajo: Júpiter, Saturno, Marte y la Luna.


Foto 1: Planetas Saturno, Júpiter y Marte con la Luna (18 de abril 2020)



Foto 2: Planetas Saturno, Júpiter y Marte con la Luna (16 de abril 2020)

El primer reto para observar con telescopio es encontrar un campo de visión suficiente para tener mayor tiempo de observación y el segundo reto es hacer astrofotografía. Para esto último no cuento con los suficientes instrumentos pero basta un smartphone, un disparador y un adaptador para colocar el lente del celular en el ocular del telescopio y con esto obtener fotos digitales básicas.

Por esas fechas era usual encontrar a Júpiter, Saturno y Marte casi alineados (eso se espera siempre porque están en el plano de la eclíptica) separados por pocos grados. La primera foto muestra a Saturno con sus anillos totalmente oblicuos. Este planeta es hermoso. Galileo lo dibujó con "orejas" porque con su telescopio modesto no se distinguían los anillos. En el s. XVII fue el astrónomo Cassini quien distinguió sus anillos e incluso hoy lleva su nombre un vacío que hay entre los anillos (división de Cassini). Saturno es el padre de Júpiter y en la mitología griega es equivalente al titán Cronos.


Foto 3: Saturno (20 de abril 2020)

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La segunda foto muestra al gigante gaseoso del Sistema Solar, Júpiter con tres de sus satélites: por arriba, Io y Ganímedes, y por abajo, Europa. El planeta se ve con destellos por la sobreexposición de la foto. Con este planeta se puede entender el movimiento de los planetas y fue por esto que Galileo se convenció de que la Tierra gira alrededor del Sol. Tiene casi 80 satélites, pero los satélites galileanos son los más conocidos. Lleva el nombre del dios romano que en la mitología griega equivale a Zeus.


Foto 4: Júpiter y satélites galileanos (20 de abril 2020)



La siguiente foto fue tomada realizando un filtrado del brillo del planeta con las funciones manuales del smartphone. Lo que conseguí fueron los colores característicos y las franjas o cinturones. Espectacular. Sin embargo, al hacer eso ya no salieron los satélites por ser de menor brillo.


Foto 5: Júpiter (21 de abril 2020)



La siguiente fotografía muestra a Marte con su color rojo característico. Este planeta es muy similar a la Tierra. En julio de este año fueron lanzadas tres misiones a Marte, el Hope Mars Mission de la Agencia Espacial de los Emiratos Árabes Unidos, el Tianwen-1 de China y el Perseverance de la NASA. El primero solo es un orbitador. Los dos últimos tendrán un vehículo que recorrerá el planeta (Rover). Pero solo el último tendrá una especie de helicóptero que sobrevolará la atmósfera del planeta.


Foto 6: Marte (20 de abril 2020)





8 sept 2020

Las constelaciones de Nasca

Es muy antigua la necesidad de observar el cielo para medir el tiempo a través de un calendario para tener la posibilidad de controlar las actividades agrícolas. El movimiento de las estrellas en el cielo presenta una regularidad que permite conocer los ciclos o medidas del tiempo como los meses. En las culturas antiguas estos periodos permitían precisar los momentos de la siembra y cosecha, la llegada de las lluvias, la época de estiaje, entre otros.

El conocimiento del tiempo pudo estar en manos de clases privilegiadas porque constituía información que les daba poder sobre el territorio que controlaban. Los sacerdotes y los reyes pudieron registrar la regularidad del movimiento de las estrellas a través de métodos gráficos y sobre el terreno. Son conocidas las alineaciones de ventanas o edificios arqueológicos con la salida o puesta del Sol, las proyecciones de la sombra, los usnus y pilares en el Imperio Incaico, entre otros.

En ese contexto, sería fácil asociar figuras que representan elemento importantes con las estrellas más brillantes de cielo. Por ejemplo, la representación del mar, del agua, de la agricultura, o íconos que simbolizaran a estos otros. 

Los objetos y relatos de las diversas culturas antiguas tenían asociaciones con las estrellas o grupos de estrellas. Por ejemplo, la estrella Spica (α Virginis) significa espiga de trigo y que en tiempos babilónicos formaría parte de una constelación relacionada a la planta de dicho cereal cuya aparición señalaba la estación de la cosecha. Otro ejemplo, una tribu de Australia le llamaba Canguro a una estrella brillante que resplandece en el cielo septentrional en el verano. Cuando recorre el cielo esta estrella, le siguen otras dos una cerca de otra que representan a unos cazadores. En la cultura occidental, esa estrella llamada Canguro, se llama Capella (α Aurigae) y las dos estrellas "cazadoras" se llaman Castor (α Geminorun) y Pollux (β Geminorun).

Los antiguos americanos no estarían exentos de tales imaginaciones. Hay registros de que en la época incaica también se reconocían estrellas o grupos de ellas como la Chacana formada por las Tres Marías (o Cinturón de Orión), o la Llama formada por una zona oscura de la Vía Láctea cuyos ojos serían las estrellas α y β Centauri.

No cabe duda que ciertos grupos de estrellas son muy representativos, por su forma o brillo, en cualquier cultura, por ejemplo, Las Pleiades han simbolizado hechos importantes en el calendario agrícola en diversas civilizaciones en América del Norte, Centroamérica, América del Sur, pueblos africanos y australianos. En Paraguay los guaraníes fechan el principio del año con la primera aparición precrepuscular de Las Pleiades en el mes de mayo.

Los Aztecas también vieron en el cielo figuras como Citlaltlachtli o Juego de Pelota, al parecer en la actual constelación de Gemini, Xonecuilli en la constelación Ursa Minor (Osa Menor), y varias otras figuras que están registradas en el Códice Fiorentino. Lamentablemente, no se tienen registros escritos de las antiguas culturas peruanas.

Sin embargo, los registros de estrellas o grupos de ellas pueden estar plasmados de otra manera, por ejemplo, en los geoglifos de Nasca. Las investigaciones concluyen que estos dibujos representan un culto al agua, recurso tan escaso en esa zona del país. Precisamente por ello los Nascas necesitaban un calendario agrícola que les permitiera tener conocimiento de los ciclos regulares de las estaciones para agenciarse del agua para sus actividades agrícolas.

No es iluso pensar que los geoglifos puedan representar estrellas o grupos de estrellas que significaran algo en su calendario agrícola. El señor Guillermo Illescas Cook en los años 70 propuso que los geoglifos representaban constelaciones e hizo el esfuerzo de trazar, y a veces de manera forzada, las figuras de Nasca en el cielo estrellado. Sin embargo, lo que debe estar presente en la representación es la simbología de esas figuras con la agricultura y por ende su coincidencia con las estrellas más representativas del cielo. Estrellas de magnitud 3, 2, 1, 0 y -1, es decir las más brillantes, pueden servir para esbozar dibujos convenientemente en el cielo porque no pasan inadvertidos a nadie.

Es así como intenté trazar tres geoglifos en el cielo. En primer lugar la araña, asociada a la lluvia, conformada enteramente por la actual constelación de Orion. Sus patas exteriores son las cuatro estrellas más brillantes de la constelación: Betelgeuse, Rigel, Bellatrix y Saiph (α, β, γ y κ Orionis). La cabeza está conformada por la Nebulosa Orionis (Messier 42) y la parte inferior de su cuerpo por el grupo de estrellas Meissa. El trazo de la pata inferior derecha está abierta y apunta hacia una estrella muy brillante llamada Procyon (α Canis Minor).

Figura 1: La araña



El otro trazo es el mono, asociado a regiones donde hay abundante agua, conformado por la constelación actual de Scorpius y parte de Lupus. La mayoría de estrellas son de magnitud 2 y 3. La estrella Antares (α Scorpii) es la cabeza, τ y σ Scorpii son sus orejas, su cuerpo y cola conformadas por las conocidas estrellas que conforman también el cuerpo y la cola del escorpión que los antiguos griegos se imaginaron. El brazo izquierdo tiene a la estrella δ y π Scorpii. Las patas se forman con algunas estrellas de la actual constelación de Lupus. El trazo entre la cola y una de sus patas está abierto y apunta hacia una estrella muy brillante llamada α Centauri.

Figura 2: El mono


El tercer trazo es del candelabro, aunque se encuentra en Paracas es un geoglifo que puede haber sido parte de los de la pampa de Nasca. El candelabro, que en realidad puede ser un cactus porque da idea de la acumulación de agua en un ser vivo o de supervivencia en el desierto, se representa con la constelación de Crux (conocida como la Cruz del Sur). La base es la estrella α Crucis y cada uno de los brazos está representado con las estrellas β, γ y δ Crucis.

Figura 3: El candelabro


Los trazos son hipotéticos, pero responden razonablemente a lo que cualquier persona puede mirar en un cielo estrellado y puede representar lo que los antiguos sacerdotes de la cultura Nasca consideraron imágenes importantes para el culto al agua.


Bibliografía

Aveni, Anthony (1991). Observadores del Cielo en el México Antiguo. Fondo de Cultura Económica.
Bauer, Brian y David Dearborn (1995). Astronomy and Empire in the Ancient Andes. University of Texas Press.
Reinhard, Johan. The Nazca Lines: A New Perspective on their Origin and Meaning.
Webb, Edmund J. (1987). Los Nombres de las Estrellas, Fondo de Cultura Económica.