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8 sept 2020

Las constelaciones de Nasca

Es muy antigua la necesidad de observar el cielo para medir el tiempo a través de un calendario para tener la posibilidad de controlar las actividades agrícolas. El movimiento de las estrellas en el cielo presenta una regularidad que permite conocer los ciclos o medidas del tiempo como los meses. En las culturas antiguas estos periodos permitían precisar los momentos de la siembra y cosecha, la llegada de las lluvias, la época de estiaje, entre otros.

El conocimiento del tiempo pudo estar en manos de clases privilegiadas porque constituía información que les daba poder sobre el territorio que controlaban. Los sacerdotes y los reyes pudieron registrar la regularidad del movimiento de las estrellas a través de métodos gráficos y sobre el terreno. Son conocidas las alineaciones de ventanas o edificios arqueológicos con la salida o puesta del Sol, las proyecciones de la sombra, los usnus y pilares en el Imperio Incaico, entre otros.

En ese contexto, sería fácil asociar figuras que representan elemento importantes con las estrellas más brillantes de cielo. Por ejemplo, la representación del mar, del agua, de la agricultura, o íconos que simbolizaran a estos otros. 

Los objetos y relatos de las diversas culturas antiguas tenían asociaciones con las estrellas o grupos de estrellas. Por ejemplo, la estrella Spica (α Virginis) significa espiga de trigo y que en tiempos babilónicos formaría parte de una constelación relacionada a la planta de dicho cereal cuya aparición señalaba la estación de la cosecha. Otro ejemplo, una tribu de Australia le llamaba Canguro a una estrella brillante que resplandece en el cielo septentrional en el verano. Cuando recorre el cielo esta estrella, le siguen otras dos una cerca de otra que representan a unos cazadores. En la cultura occidental, esa estrella llamada Canguro, se llama Capella (α Aurigae) y las dos estrellas "cazadoras" se llaman Castor (α Geminorun) y Pollux (β Geminorun).

Los antiguos americanos no estarían exentos de tales imaginaciones. Hay registros de que en la época incaica también se reconocían estrellas o grupos de ellas como la Chacana formada por las Tres Marías (o Cinturón de Orión), o la Llama formada por una zona oscura de la Vía Láctea cuyos ojos serían las estrellas α y β Centauri.

No cabe duda que ciertos grupos de estrellas son muy representativos, por su forma o brillo, en cualquier cultura, por ejemplo, Las Pleiades han simbolizado hechos importantes en el calendario agrícola en diversas civilizaciones en América del Norte, Centroamérica, América del Sur, pueblos africanos y australianos. En Paraguay los guaraníes fechan el principio del año con la primera aparición precrepuscular de Las Pleiades en el mes de mayo.

Los Aztecas también vieron en el cielo figuras como Citlaltlachtli o Juego de Pelota, al parecer en la actual constelación de Gemini, Xonecuilli en la constelación Ursa Minor (Osa Menor), y varias otras figuras que están registradas en el Códice Fiorentino. Lamentablemente, no se tienen registros escritos de las antiguas culturas peruanas.

Sin embargo, los registros de estrellas o grupos de ellas pueden estar plasmados de otra manera, por ejemplo, en los geoglifos de Nasca. Las investigaciones concluyen que estos dibujos representan un culto al agua, recurso tan escaso en esa zona del país. Precisamente por ello los Nascas necesitaban un calendario agrícola que les permitiera tener conocimiento de los ciclos regulares de las estaciones para agenciarse del agua para sus actividades agrícolas.

No es iluso pensar que los geoglifos puedan representar estrellas o grupos de estrellas que significaran algo en su calendario agrícola. El señor Guillermo Illescas Cook en los años 70 propuso que los geoglifos representaban constelaciones e hizo el esfuerzo de trazar, y a veces de manera forzada, las figuras de Nasca en el cielo estrellado. Sin embargo, lo que debe estar presente en la representación es la simbología de esas figuras con la agricultura y por ende su coincidencia con las estrellas más representativas del cielo. Estrellas de magnitud 3, 2, 1, 0 y -1, es decir las más brillantes, pueden servir para esbozar dibujos convenientemente en el cielo porque no pasan inadvertidos a nadie.

Es así como intenté trazar tres geoglifos en el cielo. En primer lugar la araña, asociada a la lluvia, conformada enteramente por la actual constelación de Orion. Sus patas exteriores son las cuatro estrellas más brillantes de la constelación: Betelgeuse, Rigel, Bellatrix y Saiph (α, β, γ y κ Orionis). La cabeza está conformada por la Nebulosa Orionis (Messier 42) y la parte inferior de su cuerpo por el grupo de estrellas Meissa. El trazo de la pata inferior derecha está abierta y apunta hacia una estrella muy brillante llamada Procyon (α Canis Minor).

Figura 1: La araña



El otro trazo es el mono, asociado a regiones donde hay abundante agua, conformado por la constelación actual de Scorpius y parte de Lupus. La mayoría de estrellas son de magnitud 2 y 3. La estrella Antares (α Scorpii) es la cabeza, τ y σ Scorpii son sus orejas, su cuerpo y cola conformadas por las conocidas estrellas que conforman también el cuerpo y la cola del escorpión que los antiguos griegos se imaginaron. El brazo izquierdo tiene a la estrella δ y π Scorpii. Las patas se forman con algunas estrellas de la actual constelación de Lupus. El trazo entre la cola y una de sus patas está abierto y apunta hacia una estrella muy brillante llamada α Centauri.

Figura 2: El mono


El tercer trazo es del candelabro, aunque se encuentra en Paracas es un geoglifo que puede haber sido parte de los de la pampa de Nasca. El candelabro, que en realidad puede ser un cactus porque da idea de la acumulación de agua en un ser vivo o de supervivencia en el desierto, se representa con la constelación de Crux (conocida como la Cruz del Sur). La base es la estrella α Crucis y cada uno de los brazos está representado con las estrellas β, γ y δ Crucis.

Figura 3: El candelabro


Los trazos son hipotéticos, pero responden razonablemente a lo que cualquier persona puede mirar en un cielo estrellado y puede representar lo que los antiguos sacerdotes de la cultura Nasca consideraron imágenes importantes para el culto al agua.


Bibliografía

Aveni, Anthony (1991). Observadores del Cielo en el México Antiguo. Fondo de Cultura Económica.
Bauer, Brian y David Dearborn (1995). Astronomy and Empire in the Ancient Andes. University of Texas Press.
Reinhard, Johan. The Nazca Lines: A New Perspective on their Origin and Meaning.
Webb, Edmund J. (1987). Los Nombres de las Estrellas, Fondo de Cultura Económica.

2 comentarios:

Patty dijo...

Interesante publicación, nos ayuda a conocer el origen de los trazos de Nazca que son importantes restos arqueológicos llenos de misticismo.
Gracias por ayudar a culturizarnos.

Christian Cabrera dijo...

Gracias. Estaré publicando más notas relacionadas.