En otoño no se caen las hojas en Lima. No existe un comportamiento climático o una señal precisa que nos indique el cambio de estación en Lima. Solo alguien muy curioso podría notar que el Sol, en el equinoccio de otoño, si es que el clima lo permite, está a medio camino para llegar a su extremo norte. Esta constatación podría ser a través de la sombra de los objetos o del horizonte.
En la ciudad es casi imposible de darse cuenta observando la salida del Sol porque la urbanización ha eliminado nuestro horizonte natural conformado por los cerros que están al este. Igual con la observación de las sombras, nadie mira al suelo los tamaños u orientación de la sombra.
Los antiguos si lo hacían porque era importante conocer el calendario, es decir el ciclo del tiempo. De hecho ellos son los que se dieron cuenta de la posición del Sol en el horizonte desde el amanecer hasta el anochecer. Por ello fue conocido en las antiguas culturas que el Sol en los equinoccios se encuentra a medio camino en su viaje al norte (en otoño) o al sur (en primavera).
El eje inclinado de la Tierra y el movimiento de traslación provoca este efecto de la posición del Sol en el firmamento. Durante el otoño vemos la trayectoria del Sol irse cada vez más al norte hasta llegar a un máximo en el solsticio de invierno. Luego sigue el proceso inverso.
Lima está situada a 12º al sur del ecuador por lo que la variación del trayecto del Sol no es muy notoria a menos que se esté pendiente del proceso tomando puntos de referencia fijos como edificios, árboles, entre otros.
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